“A granel”, Guillermo Viglioni

a granel

«El hipermercado cerró los ultramarinos y mató las conversaciones de barrio. El autoservicio dejó las compras sin balanza y sin palabras. Prohibido bromear con la cajera que se forma cola. Hay cajas rápidas para los que llevan pocos productos y ya hay cajas en las que te cobras tú mismo. Las lechugas vienen en bolsa y deshojadas. Las manzanas maduran en bandejas de plástico rígido. Éste es un mundo empaquetado, enlatado, etiquetado, clasificado, embotellado, precintado, embolsado, plastificado, deshuesado, desgrasado, pelado, precocinado y loncheado. Un mundo no retornable de PVC, Pet, Tetrabrik, aluminio, poliestireno expandido y mil tipos de plástico. Una vida insostenible, marcada, como nuestros productos, con fecha de caducidad. El progreso es aséptico. Escrupuloso. Exacto y desapasionado. Yo prefiero vivir a granel. Comprar al corte. Que vuelvan las hueveras y el vermut de barril. Los mercados y los mercadillos. Conocer a quien regó los tomates. Rellenar sifones y devolver los cascos. Comprar lento, charlar y perder el tiempo. No quiero una vida envasada al vacío. Aspiro a ser parte de un mundo imperfecto e inexacto. Amar a granel. No dosificar los besos. Derrochar abrazos. Reír a puñados. Hacer manojos de caricias y gastarlos sin recato. No dar las gracias ni pedir perdón con cuentagotas. No poner etiquetas. Gastar la amistad a raudales. Soñar sin rigor y sin medida. Comerme la vida a bocados y atragantarme de ella».

Guillermo Viglione© Publicado en El Diario Vasco el Domingo 27 de Octubre de 2013

Acerca de Juan Zapato

Desde temprana edad mi incursión por las palabras escritas fue delineando mi perfil intelectual hacia la literatura. Ángela, mi abuela, con su cálida voz y esa facilidad para transmitir oralmente las historias que solían acompañarme por las noches –preparación para el sueño– despertó en mí la pasión por los libros. Luego vino el amor, junto con las primeras palabras que dibujaran versos adolescentes, impulsos quebrados en forzosas rimas, la intención que conlleva la pureza de plasmar sobre una hoja un universo de fantasías reales y de realidades fantásticas, trampas que el inconsciente juega a nuestros sentidos. Trasnochadas de cafés compartidas con poetas, salvadores del mundo, sabihondos y suicidas. Horas sumergidas en librerías buscando los tesoros de la literatura olvidados en algún estante. Cartas que nunca partieron hacia ningún lugar. Conversaciones perdidas con la gente que ya no está”. Ver todas las entradas de Juan Zapato

Una respuesta a «“A granel”, Guillermo Viglioni»

  • emilioporta

    Cada día millones de personas en el mundo no pueden elegir. No pueden ni siquiera elegir el modo de tener un tetrabrik de leche o un vaso directo de la ubre de la vaca o de la cabra. Si el progreso trajera pan para todos y cultura, y vida… bienvenido sería. El artículo es una preciosa reflexión para los que paseamos por la orilla buena de la civilización, esa que se va tragando la esencia del pensamiento humano, del poder respirar. Pero no todo depende del lugar al que asistimos. También depende de la mirada. Puede haber belleza en un supermercado, como puede haberlo en cualquier lugar. Es la mirada del sujeto el que modifica lo observado. Es el modo y la actitud lo que nos permite ser humanos. En un mundo absurdo y cruel, además de estúpido, tenemos que luchar también por la mirada. E intentar que no se pierdan los pequeños rincones del alma.

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