Esperanza de descubrir una llave blanca que no quiera darse vuelta.
Un cristal inocente envuelto en una palabra abierta.
Un barrilete fugitivo que un día remontó a un niño.
Esa sortija inmóvil que amanece en un boleto.
Un reloj amnésico parpadeando frente a un espejo.
Un cielo extendido posando su nariz sobre la superficie de las olas.
Esa poesía muda interpretando a dos cuerpos.
Una estrella dibujada destellando a una escalera.
Un ave de arena a la que le crecieron ramas.
Ese sueño de almohada que descansó recordando.
Un sonido de la naturaleza al que nombraron melodía.
Una página rota conteniendo recuerdos de la vida.
Esa nube de ensueño marcando surcos en tus manos.
Los latidos del fuego consumiendo a los ardores.
Mil mariposas que desvelaron al tiempo.
Un planeta utopía que disipó las miserias de los hombres.
Una mirada de frente, hablarnos
En cenizas curarnos y ser luz del Universo.
Hay una película francesa cuyo título me da pie a este momento de nuestro espectáculo, ese título dice: “Préparez vos Mouchoirs”, préparez vos mouchoirs es preparen sus pañuelos, preparen sus pañuelos señoras y señores que ha llegado el tiempo de llorar. Y recordando a mis padres en la historia universal del teatro, los griegos, que decían es bueno que de tanto en tanto las sociedades hagan catarsis llorando y llorando, hasta tocar fondo para extraer lo mejor de uno mismo.
Este es el momento de mi espectáculo donde yo preparo mi pañuelo, y preparo mi pañuelo porque voy a hablar de un amigo muy querido con el que ya no puedo conversar, porque se fue a vivir a otra galaxia y supongo que debe andar por ahí escribiendo instrucciones para subir a una estrella. Este amigo mío tiene la costumbre de aparecerse en sueños de golpe y de golpe así como aparece se va, sin darme tiempo a nada, pero siempre, ¿saben?, en cada uno de esos sueños me deja el mismo mensaje: escribíme Susana, escribíme, contáme. Y yo le escribo, le escribo cartas larguísimas como estas que dejo en el viento, porque solo el viento conoce la casa donde sigue viviendo este argentino tan nuestro, que no podía pronunciar las erres, ese maravilloso Julio, ese irrepetible Cortázar.
Querido Julio, como sé que te gustaban mucho esos vendedores ambulantes, divinos macaneadores que te vendían un pelapapas que una vez comprado no pelaba ninguna papa y no servía para nada, esos vendedores ambulantes que hacían muñequitos de papel, que manejaban con hilitos invisibles hasta darles vida, aquellos divinos macaneadores, Julio querido, ya no están, han sido reemplazados por otros vendedores. Sabés lo que venden Julio, ¿a qué no sabes? Venden plantillas pinchudas importadas de la China, según ellos si usás esas plantillas y caminás cien cuadras por día adelgazás, eso no es todo, también venden pajaritos de felpa importados de Japón y una pomada mágica que quita los dolores, todos los dolores, y la pomada tiene una extraña inscripción que asegura que viene directamente del Tibet. Horroroso Julio, te cuento que es horroroso. Los divinos macaneadores que tantas alegrías nos dieron a vos y a todos los argentinos ya no son vendedores ambulantes, siguen vendiendo pero ahora tienen sitio fijo, despacho con alfombras, salen en televisión, salen en las tapas de algunas revistas, y ya no son pobres ahora son ricos y famosos, chau los pelapapas, chau muñequitos de papel, la gente está demasiado apurada.
Te acordás de ese tango que te gustaba tanto, ese tango de Laurens que dice “como cambian las cosas, los años…”; ahora no hace falta que pasen los años, las cosas cambian a tal velocidad que el titular de la tarde desmiente al titular del diario de la noche y el titular del diario de la noche es desmentido por el titular del diario de la mañana. Te explico: Hay un crimen, un crimen horrible, el diario dice “fue encontrada el arma asesina”, por la tarde el diario dice “el arma encontrada no es el arma asesina” al día siguiente el diario dice “son inútiles los esfuerzos para encontrar el arma asesina”, la noticia final es desconsoladora, nunca existió un arma asesina, nunca existió ese crimen, la víctima se suicidó, parece que estaba deprimido.
En cuanto al amor Julio, también figura en los diarios, al lado de las cotizaciones de la bolsa encontrarás estos avisos: “futbolista muy viril te espera en su departamento” y ¿te cuento otro?, “grandota linda de cara te espera solita en casa”. ¿Qué me contás?, y sigo ampliándote la información. El otro día murió un actor, en los últimos tiempos la crítica lo había descuartizado “lamentable actuación de un actor del que se esperaba mucho más, deslucida actuación de un actor, una buena obra teatral y un actor que no merece ese texto”, insisto el otro día murió ese actor, ¿sabés cuál fue el titular de las primeras planas?, ha muerto una gloria de la escena nacional”, vos me dirás “por eso Susana lo que hizo Gardel fue mágico”, sí Julio, fue mágico. Pero tengo la sospecha de que en nuestro país hay que morirse para que te perdonen la vida, porque si estás vivo, molestás, pensás, tenés ideas, sos un testigo, opinás, te indignás, es embromado esto, es triste, es muy injusto. Y al mismo tiempo recuerdo que en Rayuela vos escribiste “es necesario cambiar la vida, sin moverse de la vida”, sí, es necesario cambiar la vida, viviendo como en una frontera, como con una bandera levantada aunque el enemigo este cerca, aunque parezca que avanza. De la vida no nos sacará nadie, y nadie nos sacará la ilusión de haber vivido cambiando la vida. Mientras tanto yo sigo escribiendo y esperándote en algún café de París, para llorar un poco, juntos, porque llorar juntos es como sonreír.
Noche primera: La divina comedia. – Entre junio y agosto de 1977, Jorge Luis Borges pronunció siete conferencias en el Teatro Coliseo de Buenos Aires: La Divina Comedia, La pesadilla, El libro de las mil y una noches, El budismo, ¿Qué es la poesía?, La cábala, y La ceguera, más tarde recogidas en su libro Siete Noches.
Adaptación radiofónica de la novela de Juan Rulfo, ”Pedro Páramo”.
Dirección y edición: Diego Contreras Calderón Música (en orden de aparición): La llorona – Antonio Bribiesca Solo tu – Elliot Goldenthal Chamán – Adrián Bac Tensión campirana – Uriel Salinas Reséndiz La esposa virgen – Jorge Avendaño Lührs Rain prayer – Krys Mach Obertura El manantial – Jorge Avendaño Lührs
En este mi país, el sueño es posible, si soy tierra y nación. En donde,
MI PAISAJE, esté curado de devastaciones del verde de los campos, sin heridas, sin conflagraciones de pirómanos. Limpia, guardando en sus entrañas, solo las huellas de las nuevas vidas con llantos enérgicos tras las colinas de sus madres, para el alimento. Con un sol siempre sonriente acariciando rostros de niños y ancianos, y, manantiales depurados de cuerpos de desaparecidos. Con mares, pero no de lágrimas. Donde la niebla se deje abrazar y la luna no entristezca.
EL CLIMA, sea el que otorgue la calidez de la palabra, la sonrisa transparente y el amor auténtico. Que alimente sin variantes y sin manos que lo obliguen a cambiar su estado natural.
EL ORIGEN ETNICO DE LOS HABITANTES, donde los predominantes sean los raizales con matices extranjeros.
MI LENGUA, sea un castellano esencial, una lengua propia que hable por su pueblo. El lenguaje corporal y el hermoso de los guiños.
La DIMENSIONES DE LA ciudad- CAPITAL, sea suficiente para restablecer el vecindario y que prime la tranquilidad.
La FORMA DE GOBIERNO, sea una autoridad sabia e incorruptible, con sentido del derecho y el deber en equidad y en justicia.
Las MEDIDAS DE SEGURIDAD, sean las naturales que solo se produzcan por las rejas de la lluvia y las que cada quien desde su moralidad otorgue a los vecinos. Aplica, mi libertad termina donde comienza el derecho ajeno.
Las FUENTES DE ENERGÍA NATURAL, sean el agua, el sol, el amor, la confianza y la lealtad.
Las ACTIVIDADES ECONOMICAS, se basen en agricultura, pesca, trabajo para todos, a una debida edad, sin mutilaciones al planeta, más que por excepciones de salud. Nada que depreda, para las vanidades.
Los MEDIOS DE TRANSPORTE, sean las carretas tiradas por caballos, aviones empujados por el aire y balsas impulsadas por los peces.
La ARQUITECTURA, sea sencilla, práctica, cómoda sin extravagancias que produzcan ansiedad por competencias y conlleven al delito.
Mis MUEBLES Y UTENCILIOS DEL HOGAR, sean en madera, chimeneas convocantes, vajillas en materiales originales y hojas de plátano para las cenas familiares.
Mi VESTIDO FORMAL, superados los tabús y la competencia de mercados, sean mantas para ellas y guayaberas para ellos en linos de todos los colores. En el mejor de los casos, la desnudez, donde el clima lo permita.
Las FUENTES DE INFORMACIÓN PÚBLICA, sean de nuevo, cartas de sobres que despiertan expectativas, correos de brujas, cuentos, bandos, las cabañuelas para predecir el tiempo.
Los MONUMENTOS, sean todo cuanto me provoque asombro.
Las DIVERSIONES PÚBLICAS toquen el espíritu como admirar el paso de los astros, la música en los deslices de los ríos, el eco, el abrazo de las corrientes del aire en montañas, el tropel de los pájaros en vuelo. Las apuestas al temor ante un animal salvaje, la risa y la carcajada que haga sonreír a otros.
La MONEDA, sea el trueque de bienes e intercambio de servicios.
El ESCUDO sea una vivienda.
La BANDERA sea el planeta en un raso ondeado por el viento.
La RELIGIÓN, sean los humedales y los dioses que los habitaron, para que retornen de las ciudades sus habitantes y que no se les llamen, plagas.
-Todo aquello que provenga de recursos renovables, que vuelvan a ocupar los espacios-.
El cantar tiene sentido, entendimiento y razón, la buena pronunciación del instrumento al oído.
Yo fui marino que en una isla de una culisa me enamoré, y en una noche de mucha brisa en mi falucho me la robé.
La garza prisionera no canta cual solía y cantar en el espacio sobre el dormido mar, su canto entre cadenas es canto de agonía, ¿por qué te empeñas pues, Señor, su canto en prolongar?
Allá lejos viene un barco y en él viene mi amor. Se viene peinando un crespo al pie del palo mayor.
A ti vuelvo de nuevo, mar querido, y lejos de ti, ¡cuánto fui desdichado! Lo que puede sufrirse lo he sufrido y lo que puede llorarse lo he llorado.
Y ese cadáver que por la playa rueda, y ese cadáver, ¿de quién será? Ese cadáver debe ser de algún marino que hizo su tumba en el fondo del mar.
Yo vengo de otro siglo, Con dos X y un tango No pude ser un indio, Destiño negro y blanco.
Yo vengo de otro siglo, Con la voz en la cara, Con la sombra de un bicho, Y este gesto en la espalda Y traigo de otro siglo, La esencia de un ombligo, Un sapo traicionero, Anécdotas de perros, Y un sueño retroactivo,
Yo vengo de otro siglo, Con un poco de todo, Solo y sin acomodo, Empuño moneditas y corro colectivos, Arrastro de otro siglo, Cierto autoritarismo, Enojo prepotente y machismo, Aunque en forma decreciente,
Y traigo de otro siglo, Baranda de fomentos, Kerosén, eucaliptus, azufre, linimento, chicles y ceniceros.
Y traigo de otro siglo, Mi suerte capicúa, Y abajo de la púa, Fritura de vinilo.
Yo vengo de otro siglo, Me estoy acostumbrando, Con dos X y un tango, Perdón si no me ubico.
Yo vengo de otro siglo, “ Toro serrano ”, Vengo desde el olvido, “ Con un dios escondido ”, Y a yuyo de suburbio perfumando,
Yo vengo de otro siglo, Hablando con mis muertos, Y no porque estoy loco, Porque si fuese un loco Ni loco lo andaría diciendo.
Y traigo de otro siglo, Platillos y poetas, Colores de un equipo, Dolores de bandera Terapia de besitos.
Y traigo de otro siglo, Mi suerte capicúa, Y abajo de la púa, Fritura de vinilo.
Yo vengo de otro siglo, Me estoy acostumbrando, Con dos X y un tango, Perdón si no me ubico.
Yo vengo de otro siglo, Me estoy acostumbrando Perdón si no me ubico. Con dos X y un tango.
Cuentan los hombres dignos de fe (pero Alá sabe más) que en los primeros días hubo un rey de las islas de Babilonia que congregó a sus arquitectos y magos y les mandó a construir un laberinto tan perplejo y sutil que los varones más prudentes no se aventuraban a entrar, y los que entraban se perdían. Esa obra era un escándalo, porque la confusión y la maravilla son operaciones propias de Dios y no de los hombres. Con el andar del tiempo vino a su corte un rey de los árabes, y el rey de Babilonia (para hacer burla de la simplicidad de su huésped) lo hizo penetrar en el laberinto, donde vagó afrentado y confundido hasta la declinación de la tarde. Entonces imploró socorro divino y dio con la puerta. Sus labios no profirieron queja ninguna, pero le dijo al rey de Babilonia que él en Arabia tenía otro laberinto y que, si Dios era servido, se lo daría a conocer algún día. Luego regresó a Arabia, juntó sus capitanes y sus alcaides y estragó los reinos de Babilonia con tan venturosa fortuna que derribo sus castillos, rompió sus gentes e hizo cautivo al mismo rey. Lo amarró encima de un camello veloz y lo llevó al desierto. Cabalgaron tres días, y le dijo: “Oh, rey del tiempo y substancia y cifra del siglo!, en Babilonia me quisiste perder en un laberinto de bronce con muchas escaleras, puertas y muros; ahora el Poderoso ha tenido a bien que te muestre el mío, donde no hay escaleras que subir, ni puertas que forzar, ni fatigosas galerías que recorrer, ni muros que veden el paso.”
Luego le desató las ligaduras y lo abandonó en la mitad del desierto, donde murió de hambre y de sed. La gloria sea con aquel que no muere.
Son un dios en mi pueblo y mi valle No porque me adoren Sino porque yo lo hago Porque me inclino ante quien me regala unas granadillas o una sonrisa de su heredad O porque voy donde sus habitantes recios a mendigar una moneda o una camisa y me la dan Porque vigilo el cielo con ojos de gavilán y lo nombro en mis versos Porque soy solo Porque dormí siete meses en una mecedora y cinco en las aceras de una ciudad Porque a la riqueza miro de perfil mas no con odio Porque amo a quien ama Porque sé cultivar naranjos y vegetales aún en la canícula Porque tengo un compadre a quien le bauticé todos los hijos y el matrimonio Porque no soy bueno de una manera conocida Porque amo los pájaros y la lluvia y su intemperie que me lava el alma Porque nací en mayo Porque mi madre me abandonó cuando precisamente más la necesitaba Porque cuando estoy enfermo voy al hospital de caridad Porque sobre todo respeto solo al que lo hace conmigo Al que trabaja cada día un pan amargo y solitario y disputado como estos versos míos que le robo a la muerte.
Me voy porque acá no se puede, me vuelvo porque allá tampoco Me voy porque aquí se me debe, me vuelvo porque allá están locos Sur o no sur…
Me voy porque aquí no me alcanza, me vuelvo porque no hay esperanza Me voy porque aquí se aprovechan, me vuelvo porque allá me echan Sur o no sur…
No sé por qué pasa lo que me pasa, quizás sea la vejez Quisiera quedarme aquí en mi casa, pero ya no sé cuál es
Sur…
No sé por qué pasa lo que me pasa, quizás sea mi niñez Quisiera quedarme aquí en mi casa, pero ya no sé cuál es… Me voy para la embajada, me vuelvo por no estar visada Me voy porque soy de por acá, me vuelvo por ser un sudaca Malaya, qué triste destino, ser o no ser un Argelino Malaya, qué triste destino, ser o no ser un marraschino. Sur o no sur.
La poesía es pólvora mojada en medio de un lenguaje contaminado, que se desmantela antes de tocar tierra. Los sentidos cargados en el poema y su lenguaje, son cáscara, ceniza, polvo, y sólo el gusano prospera. La poesía es el cadáver exquisito proclamado por los surrealistas, pero yace a la intemperie, no como reina subyugada por la palabra, inefable dama, sino chasqueada por los dedos de un mesonero, empujada detrás del atril con vergüenza y miedo. No anida, no vuela, no sueña, no nada, y no dejan que el poema se sueñe así mismo en su pobre perfomance de tía solterona, quinceañera desdentada, gitana sin amuleto.
¿La poesía escribe su epitafio? No hay tal suicidio, ni corroboración y menos consentimiento. La poesía es casi un acto de fe, ni siquiera una vocación tardía o el soplo azucarado de un domingo bajo los frondosos robles o los ingenuos, melancólicos sauces llorones. De cualquier manera, la poesía subyace y yace bajo palabra, convicta de su olvido. Y bajo la lápida del mercado, aún respira. Ha superado la horca, la guillotina, la bala en la sien, la anestesia del tiempo, cloroformos burocráticos estatales, el infinito menosprecio privado y esta actual indolencia editorial, enfermedad terminal del mercado.
El mundo está en crisis, no la poesía. La culpa no la tiene la huella, sino quien la ignora o confunde, deja de percibir un camino. Forma sobre la forma, el poema es la nueva retórica, botón de una sola rosa, la que reinventa cada lectura. ¿La poesía muere en su cuna o tiene tradición en el futuro? Es un espejo al revés.
Nació en Santiago de Chile el 22 de febrero de 1947. Estudió Periodismo en la Universidad de Chile. Ejerció hasta el 11 de septiembre de 1973 en su país. Fue Corresponsal Extranjero en Colombia y Panamá (1975-79). Funcionario Internacional, experto en la industria bananera, encargado de estrategias para los ocho países de la región miembros de la UPEB, Editor de la publicación científico-técnica y económica, con circulación en 56 países, columnista de la revista alemana D+C (1979-89). Escribe para varios periódicos panameños como Analista Internacional y trabaja en el programa de la Unión Europea-PNUD, Tips On Line, mercadeo de oportunidades empresariales vía Internet. Asesor en estrategias empresariales, editor de Suplementos especializados, ha trabajado y lo hace actualmente en marketing. Obtiene el Primer Premio de Poesía de la Federación de la Universidad de Chile en 1971, entre 200 libros y una mención Honrosa con su cuento Solángel, ese año, en ICEA Internacional, México. Es becado en dos oportunidades por la Universidad Católica de Chile (Vicerrectoría de Comunicaciones, 1973, en Poesía y 1974, Prosa) Mención de Honor en Cuento infantil Caja de Ahorros Panamá, 1978. Mención de Honor en poesía con su libro Manifiesto Aldeano, Panamá años 2000. Diploma de Honor Embajada de Chile, por su labor pro acercamiento cultural Panamá-Chile. Ha dictado conferencias magistrales sobre en la Academia Panameña de la Lengua y Embajada de Chile, sobre Pablo Neruda, Gabriela Mistral, Jorge Luis Borges y Jorge Teillier. Es poeta, ensayista y narrador, tiene cinco libros de poesía para editar, un libro de cuentos, ensayos y dos novelas en proceso. Reside en Panamá. Sus trabajos más recientes se encuentran en Internet en portales de Estados Unidos, Canadá, España, Chile, Argentina, Brasil, Suecia, Colombia, Venezuela.
Una vieja flaca y traposa como un arbusto seco en este aire polvoriento espera que su perra de tetas fláccidas beba el agua turbia de la acequia de los maizales.
Mientras espera, embozada en su manta, nos observa largamente: pasajeros aburridos de un ómnibus cuyo desmañado conductor mea como un caballo detrás de una tapia.
La perra ahíta se le va pero regresará pronto con más perritos. En este caserío tan pequeño nadie se aleja nunca.
El ómnibus reanuda su marcha y los pies de la vieja ahora parecen penetrar el subsuelo. Como la Baucis del mito, enraizada, ya no dará un paso más, y el sol que se enciende de súbito la convierte a lo lejos en una fogata oscura.
(1946 – 2007) Nació en Laredo, Trujillo (norte del Perú). Su madre, de origen serrano, fue enganchada en plena juventud para trabajar en las haciendas azucareras. Su padre era un inmigrante japonés con una distinción muy especial: poseía una gran cultura. Leía mucho, era pintor. Sabía hablar inglés y francés. Por su vocación plástica, por la Escuela de Bellas Artes de Trujillo. Realizó estudios de arquitectura en la universidad Federico Villarreal. Incursionó en la televisión como director del programa infantil La casa de cartón, que producía el INTE en los años setenta. A fines de los sesenta se inició en el cine como guionista y como director artístico (escenografía, vestuario y maquillaje). Publicó su primer libro, Álbum de familia, en 1971 que mereció el premio Poeta Joven del Perú. Su segundo libro, El huso de la palabra (1989), fue considerado por la crítica nacional como el poemario más importante de la década de los ochenta. Antígona “lo muestra como un dramaturgo de mucha potencia”. Como cineasta es autor de varios guiones, destacando entre ellos los que escribiera para las películas Maruja en el infierno, La ciudad y los perros y Alias La Gringa.
En una cajita de fósforos se pueden guardar muchas cosas. Un rayo de sol, por ejemplo. (Pero hay que encerrarlo muy rápido, si no, se lo come la sombra).
Un poco de copo de nieve, quizás una moneda de luna, botones del traje del viento, y mucho, muchísimo más.
Les voy a contar un secreto. En una cajita de fósforos yo tengo guardada una lágrima, y nadie, por suerte, la ve. Es claro que ya no me sirve. Es cierto que está muy gastada. Lo sé, pero qué voy a hacer, tirarla me da mucha lástima.
Tal vez las personas mayores no entiendan jamás de tesoros. “Basura” dirán, “Cachivaches”, “No sé por qué juntan todo esto”.
No importa, que ustedes y yo igual seguiremos guardando palitos, pelusas, botones, tachuelas, virutas de lápiz, carozos, tapitas, papeles, piolín, carreteles, trapitos, hilachas, cascotes y bichos.
En una cajita de fósforos se pueden guardar muchas cosas. Las cosas que no tienen mamá.
SUD AME RI CA NOS: Jamás hemos conocido otro milagro que la multiplicación de los precios del pan y los peces y ningún infierno nos inquieta tanto como la transmigración de las armas desde los Estados Unidos del Norte hasta los estados desunidos del sur tierras llenas de verbos verdes donde esta América toma forma de lágrima o más bien de racimo casi maduro y que ya se está desgra- nan- do . . .
Desaparecen noviembre y tantas cosas. He bebido en tu boca el llanto y el tormento. Me he perdido en el enjambre de tu nombre. He tambaleado en el relámpago de tu mirada. He despertado junto al abismo de nuestra juventud.
Pero se van noviembre y tantas cosas. Se va el jardín, el viento, las palabras, se van tus ojos y tu nombre. Y para siempre se va el mundo.
Llegan las sombras la distancia llega la ausencia llega el torrente del silencio mientras se va noviembre.
«La Torre de Babel Ediciones®», es un proyecto editorial independiente, que propone la divulgación de autores israelíes contemporáneos, que escriben en español. Somos una editorial israelí, que encaramos nuestro trabajo, rescatando la filosofía original de aquellos editores, que se aventuraron a publicar aquello que, consideraban debía ser leído. La selección de las obras es de géneros variados, todos los que existen: relatos, poemas, entrevistas, novela histórica basada en hechos reales, poesía erótica, teatro, ensayo, judaísmo, filosofía. Diferentes expresiones para mirar esta sociedad, su pasado y su presente. Roberto Sánchez Soria Editor
«La Torá de Komlós», István Gábor BENEDEK
«Secretos Oscuros», Varios autores
«La última historia de amor», Andrea BAUAB
«Morir por la Argentina», Gustavo D. PEREDNIK
«La lira & la espada», David MANDEL
«El rescoldo», Sara STRASSBERG-DAYÁN
«Fractales de Plenilunio», Margalit SAGRAY-SCHALLMAN
«El último día», Mina WEIL
“Juglarías” …un poeta en Israel…
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