No por repetida, repetidas veces la imagen deja de estremecerme. Tan solo ciento veinte segundos detenidos de mi vida en medio de la jornada. Ciento veinte segundos donde es debido aspirar profundamente, inflar el pecho, e intentar comprender parte de la historia de la sinrazón. Ser uno de ellos sin serlo, en el segundo final donde nos abandona la vida.
Ciento veinte segundos donde es imposible abstraerse sin que la piel no se erice, sin que las venas no se manifiesten, ciento veinte segundos donde la mirada intenta contener su alrededor y está todo quieto, interrumpido. La sirena va decayendo en su sonoridad de fondo en todo Israel, en estos segundos prolongados y multiplicados por cada uno de nosotros de recordación por nuestros caídos.
Esperanza de descubrir una llave blanca que no quiera darse vuelta.
Un cristal inocente envuelto en una palabra abierta.
Un barrilete fugitivo que un día remontó a un niño.
Esa sortija inmóvil que amanece en un boleto.
Un reloj amnésico parpadeando frente a un espejo.
Un cielo extendido posando su nariz sobre la superficie de las olas.
Esa poesía muda interpretando a dos cuerpos.
Una estrella dibujada destellando a una escalera.
Un ave de arena a la que le crecieron ramas.
Ese sueño de almohada que descansó recordando.
Un sonido de la naturaleza al que nombraron melodía.
Una página rota conteniendo recuerdos de la vida.
Esa nube de ensueño marcando surcos en tus manos.
Los latidos del fuego consumiendo a los ardores.
Mil mariposas que desvelaron al tiempo.
Un planeta utopía que disipó las miserias de los hombres.
Una mirada de frente, hablarnos
En cenizas curarnos y ser luz del Universo.
La rosa del azafrán
triste visita nos hace,
cuando nace el sol saldrá
a morirse con la tarde.
El azafrán en esos lugares de la Mancha, de cuyos recuerdos guardo en mi alma y nunca voy a olvidarme. No era cultivo de poderosos y ricos terratenientes, dado la gran cantidad de mano de obra que necesita y el especial cuidado que su cultivo requiere. Ellos, no todos, solo algunos arrendaban tierras que, se dividían en parcelas de un celemín (cuatrocientos sesenta y siete metros cuadrados), cobrando un alto precio por el arriendo a obreros, pobres enfermos o con alguna minusvalía física. Estos no podían trabajar siempre por cuenta ajena, por la dureza salvaje de algunos trabajos del campo, como por ejemplo: el destajo de la siega o hacer hoyos para viñedos y olivos, por eso cultivaban el azafrán, porque nadie les imponía ningún ritmo ni exceso siendo dueños de sus propias tareas. Aunque las ganancias no eran muy rentables, teniendo en cuenta la cantidad de horas dedicadas en su cultivo y recolección. En la monda colaboraba toda la familia de la casa, incluidos niños y los más mayores también, ajenos que se les pagaba en azafrán con la cuarta parte de lo que mondaban.
De los años sesenta a los noventa, su cultivo se generalizó más entre obreros del campo y pequeños agricultores y también albañiles y peones de la construcción que, al no tener trabajo en esta zona de la Mancha, debido a su precario desarrollo (intencionado) que, en años atrás no consintieron los poderosos terratenientes ricos, para tener mano de obra barata y disponible siempre al alcance de sus manos. Unos tuvieron que emigrar, otros si querían trabajar tenían que desplazarse todos los días a Madrid y a otras lejanas ciudades, saliendo a las cuatro y media de la madrugada y regresando a sus casas a altas horas de la noche. Con los consiguientes gastos y riesgos que esto les originaba que, podrían calcularse en un treinta y cinco por ciento de merma en su salario y mucho más con la moda que llego a generalizarse, de los intermediarios del trabajo, llamados «pistoleros», con los perjuicios que de estos se derivan (hoy parecen ser especie protegida), aparte de las penurias y el no poder gozar ni disfrutar de sus hijos. Cultivando el azafrán en sábados y domingos les ayudaba a sacar su familia adelante.
Hasta el año 2011 han trascurrido dos décadas, de casi su total desaparición, debido a innumerables causas de crisis y burocráticas. Parece ser que en estos tiempos, la Junta de Comunidades de Castilla la Mancha, está poniendo los mecanismos y ayudas para su nuevo renacimiento en la región.
El azafrán en las familias obreras pobres, era necesario para poder sobrevivir, criar y casar a los hijos, comprar un solar para después hacer la casa, reformarla o comprar algún mueble. Era parte de nuestra necesaria economía y también nuestra cultura. El azafrán no es un producto agrícola más, sino que también este forma parte de nuestro patrimonio histórico y cultural de la región y debe de ser conservado y además protegido.
¡MADRE, VENDE EL AZAFRÁN…!
¡Madre, vende el azafrán!
que anoche mondando rosa
mi novio encima la mesa
me dijo que soy preciosa.
¡Madre, vende el azafrán!
que con sus besos de miel
entre suspiros me dijo
que me casara con él.
¡Madre, vende el azafrán!
que casarme yo requiero
que en el trabajo del campo
se muere pobre el obrero.
¡Madre, vende el azafrán!
prepara pronto mi boda
que mi novio tiene casa
y los muebles a la moda.
¡Madre, vende el azafrán!
que mi novio tiene mulas
también viñas y olivares
y dos galeras muy chulas.
¡Madre, vende el azafrán!
cómprame el ajuar que espero
que en el banco mi Manolo
tiene guardado dinero.
¡Madre, vende el azafrán!
que la miseria es martirio,
siendo obrera paso hambre,
con mi novio es un delirio.
¡Madre, vende el azafrán!
que en lo que digo no miento
que me parece que tengo
en el vientre alumbramiento.
¡Madre, vende el azafrán!
es tanto lo que le quiero
que con el quiero vivir
y por tenerle me muero.
El poema expone una realidad del pasado aún latente en los que todavía la recordamos. Pudiera ser que algunos conceptos las nuevas generaciones no lo entiendan del todo. De los cuatro personajes del poema el principal no sale a escena. Aunque la hija para el padre fuera la niña de sus ojos… algunas cosas que ella cuenta a su madre en aquellos tiempos no se solían contar a un padre. Aparentemente en un principio, parece ser que a nuestra joven protagonista, por ser su novio de una clase social más alta solo le moviera el interés. Aunque para ella era un buen logro el salir de la miseria que la envolvía. Pero lo que de verdad pretende, porque esta locamente enamorada, es convencer a su madre, como era tradición, una vez conseguido esto, entre las dos convencer al padre sería pan comido.
O vindeiro mércores 23 de abril ás 20:00 horas terá lugar no Hotel México en Vigo (Vía do Norte 10) a Charla-coloquio e presentación do libro «Juglarias: un poeta en Israel» do escritor israelí Juan Zapato.
O acto ademais da presentación do devandito libro, será un repaso ao estado actual da literatura israelí nos nosos días. Moi en especial a editada en español xa que Juan Zapato.
Hermano, si ésta te escribo confiando que la recibas, es porque mucho me digo que es algo más que misiva. A en ella mi voz amarga desde tanta soledad: otra vez la adversidad me ha caído con su peso, de nuevo me encuentro preso víctima de la sociedad.
Condenado porque pienso. Éste es mi crimen, hermano, y sometido al suspenso de un juez de ciega mano ̶ nada bueno, espero en vano ̶ caerá el golpe sordo de la sentencia que luego en un número señalado del mundo me habrá alejado y del cual siempre reniego.
Mis ideales conocés y de eso estoy acusado por hombres que desconocen los derechos que he cantado, y todo lo que he luchado para ellos es delito, mas no ha de callar mi grito ni cesar mi rebelión: no me importa la prisión, yo sueño un bien infinito.
Porque si ser idealista es vivir en el pecado, bien claro salta a la vista por qué vivo desclasado; otra vez me han apresado y me van a condenar, mas no habrán de sofocar mi actitud de rebeldía por lo que debo luchar.
Puesto que conocés ya los motivos de esta carta escrita en la soledad, donde el hambre se descarta, no pienses nunca que harta el alma por la maldad de la infame sociedad, se habrá de entregar vencida. Yo busco el sol de una vida que a todos dé libertad
.
ENCHABONADA
Yo, que te embagayé con mi ternura, que en vos me hice chanta y que por vos con esta chifladura vivo la más posta metedura con un cuore gorrión que te la canta.
Yo, que te hice a mí cuando ya nada a la vida, creelo, le pedía, entro a junarte y hoy enchabonada sé que te tengo porque estás ganada entera como sos, sin fulería.
Hoy te quiero encara. Voy a batirla con esta lealtad con que chamuyo. Me era igual empezarla que finirla, llegaste vos, oí… voy a decirla: pa’ mí sos todo, mi beguén, mi orgullo.
Te quiero, lo sabés, y sos mi vida, chalao me entrego a tu ternura mansa. No pido más y en la contrapartida de la suerte, entendé, soy una herida que me cerraste a besos y esperanza.
Me ganaste cuando ya de recalada iba a estararme estando para el quedo. Mi vida era baraja rejugada, andaba propiamente pa’ la nada, ¡yo, que siempre supe cuando puedo!
Me hice de vos y en vos engayolado encontré la precisa salvadora. En tus manos el cuore va entregado y es mi deber saber que estoy jugado. Yo nunca fui feliz… ¡lo soy ahora!
Pero entiendo, y te hablo francamente, que si me salvo yo a vos te hundo. mi deber es hablarte claramente, quiero que entiendas que yo voy al frente. ¡De que me querés vivo otro mundo!
Y me declaro entero. Me desnudo. Te bato mi verdá, vos entendela. Tengo que abrirte y es un golpe rudo. Salvate… estás a tiempo. Esto es muy crudo. No queda otro camino. Comprendela.
Alguna vez he vuelto ̶ quien lo duda ̶ a lo ya inexistente que me da el pasado. He regresado como un convidado que le pidió al recuerdo dulce ayuda.
Volví a los muros de la derruida casona que me dio patios y flores, la primera aventura y sus temores pero antes el misterio de la vida.
Y regresé a las voces sucedidas, a imágenes que fueron tan queridas en los años distantes de mi infancia.
Lo no visto lo vi sin ser viajero en un minuto ̶ ¿un siglo? ̶ que me devuelve a mí con su fragancia.
…Julián era un hombre triste que sonreía. …su tristeza es la tristeza de un hombre que se encuentra ante el dilema de ser sincero en un mundo de hipócritas, valiente en un mundo de cobardes, bueno en un mundo de malvados.
César Tiempo (prólogo del libro «Piel de palabra, La musa maleva y otros poemas inéditos»).
Vocabulario
batir: decir. beguén:capricho amoroso. embagayar: enredar. enchabonado: en amor, estar entregado del todo. cuore: corazón. chamuyo: hablar envolviendo con la conversación a alguien. chanta: pobre, olvidado. En otro sentido, tipo molesto. finir: del italiano: terminar. fulería: cosa, actitud, conducta inmerecida. Ser víctima de una fulería. junar: conocer. metedura: se dice del individuo ganado por una pasión. posta: que tiene calidad: trabajo «posta»; mujer atractiva.
Noche primera: La divina comedia. – Entre junio y agosto de 1977, Jorge Luis Borges pronunció siete conferencias en el Teatro Coliseo de Buenos Aires: La Divina Comedia, La pesadilla, El libro de las mil y una noches, El budismo, ¿Qué es la poesía?, La cábala, y La ceguera, más tarde recogidas en su libro Siete Noches.
Los poetas no sólo escriben para los poetas, sino que se celebran unos a otros, se elogian mutuamente. Su mundo, o mejor dicho, su pequeño mundo no se distingue de otros pequeños mundos herméticos y especializados: los ajedrecistas ponen al ajedrez en la cima de la creatividad humana; tienen sus jerarquías (hablan de Capablanca como los poetas hablan de Mallarmé); refuerzan entre ellos la convicción de ser gentes eminentes. Los ajedrecistas, sin embargo, no tienen pretensiones tan universales y, además lo que a ellos se les puede perdonar resulta imperdonable en el caso de los poetas. Debido al aislamiento, todo se hincha: hasta el poeta más mediocre adquiere dimensiones apocalípticas y los problemas más irrelevantes se convierten en problemas vitales. Recordemos, por ejemplo, las pavorosas polémicas sobre la cuestión de la asonancia y el tono con que se abordaban: parecía que la suerte de la humanidad dependía de la legitimidad o no de la rima asonante [si es posible o no «rimar espesura y susurran »] como recurso poético. Cosas como ésta ocurren cuando el espíritu de la grey eclipsa el espíritu humano.
Witold Gombrowicz: “Contra los poetas”. Sequitur, Madrid, 2009, pp. 36-37.
Manoel de Barros
Noventa por cento do que escrevo é invenção. Só dez por cento é mentira.
Manoel de Barros: “Todo lo que no invento es falso” (Antología). Diputación de Málaga, Málaga, 2002.
Faulkner
William Faulkner (1897-1962) quiso ser poeta durante más tiempo del que se cree: desde 1919, en que publica su primer poema, The Afternoon of a Faun, hasta 1933, fecha de aparición de su segundo y último poemario, A Green Bough –«Una rama verde»–. En 1924, había dado a conocer The Marble Faun –«El fauno de mármol»–, su primer libro publicado. Estos catorce años de acarreo lírico –casi un tercio de su carrera literaria– revelan su ansia por erigirse en poeta, aunque no le rindieran, a su juicio, los frutos deseados. Faulkner era su crítico más implacable, y siempre menospreció sus poemas: en cartas dirigidas a sus editores en 1932, los consideraba «de segundo rango» o, simplemente, malos. Faulkner estaba convencido de que nunca sería buen poeta; por eso, dice, «probó con algo en lo que pudiera ser un poco mejor», como el relato breve y la novela, aunque siempre sostuvo que su prosa era, en realidad, poesía.
Eduardo Moga: «William Faulkner, el poeta que se menosprciaba», en El Ciervo, año LVII, Julio-Agosto 2008, nº 688-689, p. 48.
Verso libre
Escribir en verso libre es como jugar al tenis con la red bajada.
Estamos convencidos de que la poesía –o mejor, la esencia de lo poético– fue el combustible de la espiritualidad arcaica, y por consiguiente el de sus conquistas artísticas. La poesía no es algo moderno, ni jamás fue patrimonio de nadie. Es el medio de que se sirve nuestro anhelo por asimilar cuanto nos resulta a la vez sensible e incomprensible. A mi entender, los actuales analistas de la prehistoria debieran valorar más la poesía y entregar menos su alma a las ciencias experimentales, cuyas certidumbres producen con frecuencia enormes errores de interpretación en este campo. Y lo peor es que se trata de errores muy difíciles de superar porque se consideran asentados sobre la roca científica, ante la cual no existen hoy más alternativas que bajar la cabeza y levantar el trasero. Por otro lado, y puestos a ser cínicos, cuando sospecho que dos interpretaciones distintas pueden ser igualmente erróneas, valoro la más sugestiva sobre la más ramplona.
Alberto Porlan: “La hipótesis del ganso”.
Un poema de Chuang Tzu (China, s.IV a. EC.)
El sonido del agua dice lo que pienso.
Alan Watts: “El camino del Tao”. Kairós, Barcelona, desde 1976, p. 128.
Jonia y Grecia, alrededor del 700 a. EC.
En Jonia y Grecia domina, en cambio, por lo menos entre los ciudadanos libres, la libertad de concurrencia económica. Con el comienzo del individualismo económico llega a su fin la compilación de la epopeya; y con la simultánea aparición de los líricos también el subjetivismo comienza a imponerse en la poesía; esto no sólo en cuanto a los temas, ya que la lírica trata objetos de por sí más personales que la épica, sino también en la pretensión del poeta de ser reconocido como autor de sus poemas. La idea de la propiedad intelectual se anuncia y echa raíces. La poesía de los rapsodas era un producto colectivo, propiedad común y proindiviso de la escuela, del gremio, del grupo; ninguno de ellos consideraba de su propiedad personal los poemas que recitaba. En cambio, los poetas de la época arcaica, y no sólo los líricos del sentimiento subjetivo, como Alceo y Safo, sino también los autores de la lírica gnómica y coral, hablan al oyente en primera persona. Los géneros poéticos se transforman en expresiones más o menos individuales; en todos ellos el poeta se expresa directamente o habla directamente a su público.
Arnold Hauser: “Historia social de la literatura y el arte”. Guadarrama, Madrid, 1969, t. 1, p. 106.
Jean Cocteau
Yo sé que la poesía es imprescindible, pero no sé para qué.
Vates
El apelativo uates deriva de uis mentis, «frenesí», según Varrón, o de uiere, «trenzar» versos, es decir, darles una línea ondulada, modularlos; así, antaño «poeta» se decía en latín «vate» y sus escritos «vaticinios», porque al escribir los agitaba una especie de violencia, casi una locura, o bien porque, como unían melódicamente las palabras, los antiguos no decían que las enlazaban sino que las trenzaban. También los adivinos recibían este mismo nombre por el estado de furor en que caían, y porque solían expresar sus profecías en verso.
Isidoro: Etimologías, VIII 7, en Biografías literarias latinas, Gredos, Madrid, 1985, pp. 71-72.
La poesía siempre es lo lejano
La poesía infantil consiste en simular el porvenir adelantándosele, como la poesía de la edad madura consiste a veces en retroceder hasta la edad de oro. La poesía siempre es lo lejano. El arte del gobierno moral es siempre entrar en la poesía de una edad para dirigirla.
Enrique Federico Amiel: “Diario íntimo”. Tebas, Madrid, 1976, p. 89.
Juglares y trovadores
Los juglares, que se encuentran de nuevo en todas las cortes, y que, en lo sucesivo, forman parte de la comitiva, incluso en las cortes más modestas, eran expertos histriones, cantaban y recitaban. ¿Eran obras suyas las composiciones que recitaban? Al principio, como sus antecesores los mimos, probablemente tuvieron que improvisar con frecuencia, y hasta la mitad del siglo xii fueron, sin duda alguna, poetas y cantores al mismo tiempo. Más tarde, sin embargo, debió de introducirse una especialización y parece que al menos una parte de los juglares se limitó a la recitación de obras ajenas. Los príncipes y nobles, sin duda, les ayudaban como expertos en la solución de dificultades técnicas. Desde el primer momento, los cantores plebeyos estaban al servicio de los nobles aficionados, y, más tarde, probablemente también los poetas caballeros empobrecidos sirvieron del mismo modo a los grandes señores en sus aficiones. En ocasiones, el poeta profesional que alcanzaba el triunfo recurría a los servicios de juglares más pobres. Los ricos aficionados y los trovadores más ilustres no recitaban sus propias composiciones, sino que las hacían recitar por juglares pagados.
Arnold Hauser: “Historia social de la literatura y el arte”. Guadarrama, Madrid, 1969, t. 1, p. 293.
“Los misterios del fuego” es un disco con cuatro canciones que representa un estado o una sensación interior por la que pasamos Tomás y Jeca en Chile, particularmente en el quisco, en la costa chilena. Esta sensación tiene que ver con la conexión, unión o vínculo que se siente en ciertos lugares, y lo propio que resultan los misterios de esa zona, la muerte, la fe en lo religioso, el misterio que encierra el milagro, son temas, nos interesan por el estado interior que el misterio produce, mas que querer hablar de esos temas, buscamos acercarnos a la sensación de pertenencia a cierto lugares.
Relato brevemente el momento emotivo que ocurrió el miércoles 16 de Octubre en “La Barraca”. Yo salí a recitar un poema de D. José del Río Sáinz, al que tengo especial cariño por ser el primero que aprendí cuando era una niña de cuatro o cinco años.
Al terminar, un chico, llamado Chisco, se acercó y me dió dos besos, estaba emocionado pues el viejo capitán era su bisabuelo y una de las tres hijas ,su abuela . Para quien crea en las casualidades, fue puro azar, yo prefiero pensar que fue el Destino quien me llevó esa noche a “La Barraca” y me animó a recitar ese soneto en particular, para regalarnos ese instante brillante de emoción que hacen de la vida algo precioso y que guardaré en el recuerdo, ya que me llevó a escribir mi este soneto.
Era el primer poema que ella recordara, del que ella tuviera infantil memoria, nunca imaginó que en él encontrara para su alma un gozo que sutil escondía.
El viejo capitán, así se llamaba y en sus versos su alma halló cobijo mas nunca pensó que en ellos hallara para su corazón un gran regocijo.
La vida, el Destino quiso premiarla y allí en La Barraca, donde acudía, del viejo capitán el bisnieto estaba
y que al oir lo que se recitaba a su mente acudió el recuerdo fijo de las hijas por las que Del Río suspirara…
A la intemperie el perfume a brea se bifurca a través del vaivén de las barcas amarradas y el canto de las gaviotas se adueña de una nueva mañana.
Un nuevo recorrido me ha de revelar los secretos a la vista de esta ciudad y el olfato de rata de biblioteca me transporta por la calle del Sol, hacia su librería. A sendos costados de la puerta de entrada, libros leídos aguardan a un ávido lector que se atreva a adoptarlos y en la vidriera derecha, ejemplares acuñados de clásicos hispanos y allende los mares. Ahora el perfume se ha impregnado del ambiente, huele a hojas de árboles voluminosos, de encuadernación delicada. Árboles de vida, que contienen aprendizajes, mundos donde encontrar las respuestas a los interrogantes, que aún no nos hemos formulado.
El recinto acoge con una tenue luz y el silencio encierra el rumor de tantas letras hilvanadas en historias de la Historia, aventuras noveladas, relatos cortos de largas travesías, versos ahogados libertarios o susurros pasionales.
Dejo atrás este lugar mágico de colores sepia y al traspasar la puerta, un vecindario poblado de cafés y bares trasnochados -que al adormecerse el día han de adquirir sesgos intelectuales, rescatados por soñadores sesentistas de cabellos agrisados-, me invita.
El fresco amaina el paso y por delante un bullicio se aproxima por la plaza del Mercado La Esperanza de Haití, pero los aromas y el colorido nos esperan dentro del recinto, en cada puesto de pescados y frutos de mar.
Ya es hora… de adquirir unas flores en el kiosco que he visto al ingresar, sé que le han de agradar.
Juticalpa, Olancho, 1902-1991. Vino al mundo un 12 de mayo. Sus padres fueron: Don Luis Suárez, profesional del derecho, y Amelia Zelaya Bustillo, una bella mujer proveniente de una de las familias más ricas de Olancho. Clementina Suárez realizó sus estudios primarios en su lugar de origen y luego, en 1918, se trasladó a Tegucigalpa, donde estudió en una escuela privada para señoritas. Desde niña manifestó su clara vocación de poeta. En 1930 publicó Corazón Sangrante, el primer libro de poemas de una mujer hondureña. Viajó a México, donde, en contacto con un medio más evolucionado, publicó Templos de Fuego, Iniciales y De mis sábados el último (1931). En Costa Rica publica Engranajes (1935). Después de residir en Nueva York se traslada a La Habana, donde sale a la luz Veleros (1937) ya en una forma totalmente nueva. En San Salvador, el Ministerio de Cultura le edita su libro Creciendo con la hierba. Pero la línea de su actividad no se limita a la poesía; publica en Honduras la revista Mujer y funda en México una galería de arte centroamericano. En San Salvador funda El Rancho del Artista, donde, además de tener una exposición permanente, se escucha la voz de Miguel Ángel Asturias, Salarrué, Pablo Antonio Cuadloira, Eunice Odio y otros valores de América. En Tegucigalpa funda la primera galería de arte, a la que llama Morazánida. No pertenece a ningún grupo, porque ella crea los grupos. Colaboró con diarios y revistas escribiendo artículos, entrevistas y semblanzas. Fue una madre soltera. Tuvo dos hijas: Alba y Silvia. Posteriormente contrajo matrimonio con el poeta Guillermo Bustillo Reina, hondureño, y más tarde con el pintor José María Vides, salvadoreño. Se divorció de ambos porque consideró que le interrumpían en su carrera y en su forma de pensar y vivir. Recibió el Premio Nacional de Literatura “Ramón Rosa” en 1970.
Considerando, Probo1, que a menudo tú me has solicitado, con toda tu alma y sentimiento, que pudieran conocer el emplazamiento del mar Táurico2, con una fiabilidad razonable, aquellos que se encuentran alejados en las zonas remotas de la tierra3, he puesto gustoso manos a este trabajo a fin de que tu deseo fuera viendo la luz en este poema4. Pensé, verdaderamente, que en rigor no estaba bien, dada la edad que ya tengo, el no exponer a tu criterio el contorno de aquel país del que había yo tenido noticia por páginas antiguas y mediante una lectura muy profunda a lo largo de toda mi existencia5. Pues creo que negar a otro lo que se posee, sin detrimento alguno, es típico de un inculto y un rudo. A esto hay que añadir que tú eres para mí como un hijo, por amor y lazos de sangre. Pero ello no bastaría, si no supiera que tú has devorado siempre, con ansia inagotable, los escritos y los tratados recónditos de los antiguos; que eres de natural abierto, dotado de sensibilidad; que tu corazón siente una sed insaciable por tales materias y que guardas buena memoria, más que nadie, de lo que has aprendido. ¿Por qué habría de derrochar inútilmente los secretos de las cosas en un inconstante? ¿Quién se empecinaría en tratar temas profundos con alguien incapaz de seguirlos? Por tanto, muchas razones, muchas, Probo, me han impulsado a satisfacer por completo lo que me habías solicitado tan insistentemente. Más aún, he considerado que desempeñaría la función de un padre, si con notable riqueza y profusión de datos mi musa diera a conocer tu deseo. Conceder lo pedido, en efecto, es propio de un hombre desprendido; aumentarlo en cambio, colmándolo de un regalo añadido, es propio de un talante bondadoso y noble. Me preguntaste, si recuerdas, cuál era el emplazamiento del mar Meótico. Sabía que Salustio6 lo había indicado y no iba a negar yo que sus palabras han sido consideradas por todos de autoridad bien fundada. Por consiguiente, a la preclara descripción, en la que este narrador, de estilo y credibilidad vigorosos, brindó el contorno y el aspecto de los lugares casi como si estuvieran a la vista, con el peculiar atractivo de su lengua, hemos añadido nosotros muchos datos, tomados de los comentarios de muchísimos otros autores. Se encontrará aquí, pues, a Hecateo de Mileto7 y Helánico de Lesbos8; asimismo Fileo el ateniense9, Escílax de Carianda10; a continuación Pausímaco11, a quien engendró la antigua Samos, incluso Damasto12, nacido en la noble Sige, y Bacoris13, originario de Rodas; también Euctemón14, conciudadano de la metrópolis ática; el siciliano Cleón15, el propio Heródoto de Turios16 y, por último, aquel que es la gran lumbrera de la elocuencia, el ateniense Tucídides17. Aquí por lo tanto, Probo, parte de mi corazón, tendrás todas las islas que se alzan por la llanura marina18, esto es, por ese llano, que tras las ensenadas formadas por el orbe terrestre al abrirse como en un bostezo19, impele a Nuestro Mar20 desde el estrecho tartesio y el oleaje atlántico, hasta las tierras lejanas; asimismo, los golfos arqueados y los promontorios; cómo la costa se extiende en suave pendiente, cómo los macizos montañosos se adentran profundamente en las olas y cómo famosas ciudades se ven bañadas por el mar; cuál es el nacimiento de los ríos más grandes, cómo las islas con frecuencia, son abrazadas por esos mismos ríos; cómo los puertos arquean ampliamente sus seguros malecones; cómo se rellanan las lagunas; cómo reposan los lagos; cómo los altos montes elevan sus riscos pedregosos; cómo el oleaje del turbulento mar, blanco de espuma, ciñe a los bosques.
El murmullo del oleaje se posa con timidez sobre el perfil costero del mar Cantábrico a orillas de Santander.
El aire fresco le hace compañía y el ronroneo del motor de una barcaza -que se aventura en la mañana, y se interna lenta en busca del rumbo diario-, nos dicen que hoy 8 de Enero da inicio un nuevo año gregoriano, de fondo una incierta neblina oculta los rostros de Somo y Pedreña.
Soy un extranjero, no de ahora, sino de siempre, desde el día aquel que abandonara el vientre de mi madre y comencé a deambular un nuevo mundo.
Una geografía todavía desconocida a mis ojos, aunque por momentos, ciertas fachadas edilicias me confundan entre nostalgias de otras geografías también desconocidas. Calles que van poblándose en minutos apresurados, de transeúntes que aún conservan sus trabajos. No son las trombas de ayer por las “rebajas”, incomprensibles a quien tiene una mirada foránea, un virus llamado consumismo, que se propaga en la sociedad y afecta al criterio.
Encaminando los pasos hacia El sardinero, bordeando la escollera, unos pescadores ocupan el tiempo intercambiando anécdotas, mientras una lubina forcejea para no ser prendida. Me acerco en silencio a un hombre de canas, para no interrumpir la escena y escuchar y aprender. Sobre la piedra está tallado un nombre: Pedro, así bautizaré a este pescador que ante el saludo de otro parroquiano y la pregunta sobre ¿qué haces Pedro?, responde: buscando el tapón… hace años que busco el tapón, que haga correr el agua de este mar y los barcos quedarán sobre la tierra. Ya verás cuando lo encuentre…
El Sol invita a continuar. Ahora una sirena anuncia la proximidad de alguna embarcación y las campanadas de las iglesias, no quieren ser menos, no pueden perder presencia entre los perdidos andantes. El mediodía llega y una dama de elegante vestir almuerza cómodamente sentada sobre un banco y compartiendo conversación con un elegante caballero, y el detalle infaltable: dos copas de vino blanco, reposan sobre los baldosones de piedra del paseo marítimo. Por cierto la crisis no puede empañar el estilo.
Ya es hora… me escurro entre las oraciones sueltas de una conversación plural que entran y salen por mis oídos, como un lenguaje que se ha mudado de mí.
Kol Nidréi, Aníi maamin, Nigún y Shofar, Procesión nocturna, danza, oración.
Distancia y murmullos entre el proscenio y mi espera. Dos canastos rebosantes de flores y ramas viva adornando el escenario. Los músicos van entrando, ellos de elegante smoking, ellas de negro soirée. El violino concertante cual clave de sol andante da ejemplo con su sonido y /todos ajustan el «la». El aplauso adelantando al talentoso maestro y opresto la batuta diestra /que sugiere a los violines. En un adagio muy lento dar bienvenida a los vientos.
Ébano y níquel, níveas manos, rojos labios, con su largo clarinete una elegante /solista va triturando promesas en la antigua melodía del esperado Kol Nidrei. Fui frelajando ansiedades y con la imaginación alerta las raíces de la sasngre palpitaron en mis ojos, y un vendaval de recuerdos casi afiebrado despierta. La figura del abuelo e su sufrido silencio, el taled, las filacterias, el pan /trenzado, las velas y un laberinto de ensueños con Chagall y su paleta.
El Purim con su suave rojo, o el violinita verde o el rabino de limón. Aní maamín «yo creo» pregonan con su color. Rojo, verde, azul, turquesa y en mi follaje de otoño el amarillo tristeza. La cadencia del shofar, cuerno de macho cabrío, sonando bronco y terrible recuerda al pueblo elegido que Adoshem es uno y solo y la plebe con unción se prosterna arrepentida rogándole su perdón.
En la procesión no, qué ensación tan extraña: la alegría de un jasid todo /vestido de negro con su gorra y las polainas y un charco rojo en el pecho de alguna daga pagana que paraliza su danza.
Las violas y los oboes, los cellos y los violines recitan una oración. Es dulzura y es torrente, es esperanza escondida, es lejanía, es presente.
Nació en Tucumán, Argentina. Desde joven se sintió atraído por las expresiones artísticas. Estudió en el Conservatorio Nacional de arte escénico. En Argentina fue miembro del elenco estable del teatro S.H.A., perteneció a la comisión directiva del club C.A.S.A., dirigente de FESELA. (Federación Sefaradí Latinoamericana) y de la D.A.I.A. Publicó artículos en diarios y revistas de la comunidad judía. Creador y director de «Encuentro con la canción Sefaradí (música y poesía). escribe cuentos y poesías e intervino en dos antologías y en numerosas veladas literario-musicales. En Israel se integró a las peñas «Escritores del Alba» y «Brasego». En la actualidad es miembro activo de la peña «Literarte», es socio de la Asociación Israelí de escritores ene Lengua Castellana.
Yo no sé muchas cosas, es verdad. Digo tan sólo lo que he visto. Y he visto: Que la cuna del hombre la mecen con cuentos, que los gritos de angustia del hombre los ahogan con cuentos, que el llanto del hombre lo taponan con cuentos, que los huesos del hombre los entierran con cuentos, y que el miedo del hombre… ha inventado todos los cuentos. Yo no sé muchas cosas, es verdad, pero me han dormido con todos los cuentos… y sé todos los cuentos.
sabemos que hay que hacer algo inmediatamente lo sabemos pero naturalmente es demasiado pronto para hacerlo pero naturalmente es demasiado tarde para hacerlo lo sabemos que realmente estamos bastante bien y que así vamos a continuar y que esto no sirve para nada lo sabemos que somos nosotros los culpables y que no es culpa nuestra que seamos culpables y que somos culpables por ese mismo hecho y que estamos hartos con ello lo sabemos que quizá no vendría mal callarse un poco y que a fin de cuentas no vamos a callarnos lo sabemos lo sabemos y que a nadie podemos ayudar verdaderamente y que nadie verdaderamente puede ayudarnos lo sabemos y que somos tan inteligentes y libres para elegir entre la nada y lo nulo y que debemos estudiar este problema muy cuidadosamente y que echamos dos terrones de azúcar en el té lo sabemos que somos enemigos de la opresión y que los cigarrillos han subido de precio lo sabemos
y que la nación se está metiendo en un tremendo lío y que nuestros vaticinios se mostrarán ciertos y que no sirven para nada lo sabemos
y que todo esto es verdad lo sabemos
y que sobrevivir no es todo sino muy poca cosa lo sabemos
y que sobreviviremos lo sabemos
y que todo esto no es nada nuevo y que la vida es preciosa y que eso es todo lo sabemos lo sabemos lo sabemos perfectamente bien
y que lo sabemos perfectamente bien eso también lo sabemos
El cuento creó al niño con la piedra, que el mayor le entregó y la arrojó en su inocencia como un juego más de niños, entonces se atisbó la sonrisa de hiena del mayor.
La Historia a través del Libro, menciona ochocientas veintitrés veces a Jerusalén y esta ha sido la capital del pueblo judío. La Historia además nos muestra que una vez expulsado de su tierra, nunca fue capital de ningún otro pueblo, ningún invasor le dio ese statu quo, ni hubo nación tal llamada Palestina, ni población árabe que históricamente haya manifestado rasgo cultural que la distinguiera de sus pares de otras latitudes.
Diez, veinte, cincuenta, cien, quinientos, mil misiles arrojados sobre las poblaciones del sur en lo que va del año. ¿Cuántos misiles tu patria soportaría sobre su territorio, sin responder? y ¿quién es el agresor y quién el que se defiende? Y ¿cuál es la mano asesina que utiliza como carne de cañón, al ignorante, al necesitado, para su pusilánime accionar?
La Historia contemporánea del siglo pasado deja sus antecedentes en la ‘Declaración Cambon” del Ministerio de Asuntos Exteriores francés de 1917, como también la conocida “Declaración Balfour”, del gobierno británico a fines del mismo año y finalmente la Resolución de 1947 de las Naciones Unidas, estableciendo la creación de dos estados, uno judío y otro árabe (no haciendo mención alguna a un estado palestino, ni pueblo llamado así, ya que no había tal determinación, ni denominación).
Ya circula por internet y en las pantallas de televisión mundial, la sangre de un inocente niño muerto, como trofeo de lo que sus verdugos fundamentalistas necesitan para su ruin causa, porque se esconden entre civiles, porque la vida no tiene mayor valor y el odio es su religión.
Mahmud Ahmadineyad no es un niño de pecho, ni ofrece leche al pueblo palestino, sino misiles Fajr-5. Hamás no es un movimiento revolucionario, sino una banda terrorista y nadie en su ideario de izquierda, puede abrazar la causa de estos criminales.
La cuota de sangre ha sido colmada, es hora de pedir un alto el fuego, para rearmarse, para ganar tiempo, para aparecer como víctimas, para volver a escribir otros cuentos y manipular la Historia, que la ignorancia consume, la misma que opina y juzga, la misma ignorancia que comprenderá cuando ya sea tarde, que ha sido dominada por el oscurantismo. Los niños de las piedras del ayer, juegan con fuego y se queman, juegan a la guerra y la guerra no es un juego. Israel tiene todo el derecho a existir y existirá y un estado árabe también, que desee convivir en Paz.
«La Torre de Babel Ediciones®», es un proyecto editorial independiente, que propone la divulgación de autores israelíes contemporáneos, que escriben en español. Somos una editorial israelí, que encaramos nuestro trabajo, rescatando la filosofía original de aquellos editores, que se aventuraron a publicar aquello que, consideraban debía ser leído. La selección de las obras es de géneros variados, todos los que existen: relatos, poemas, entrevistas, novela histórica basada en hechos reales, poesía erótica, teatro, ensayo, judaísmo, filosofía. Diferentes expresiones para mirar esta sociedad, su pasado y su presente. Roberto Sánchez Soria Editor
«RICORDI», el nuevo libro de Mina WEIL
«La Torá de Komlós», István Gábor BENEDEK
«Secretos Oscuros», Varios autores
«La última historia de amor», Andrea BAUAB
«Morir por la Argentina», Gustavo D. PEREDNIK
«La lira & la espada», David MANDEL
«El rescoldo», Sara STRASSBERG-DAYÁN
«Fractales de Plenilunio», Margalit SAGRAY-SCHALLMAN
«El último día», Mina WEIL
«Juglarías» …un poeta en Israel…
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